lunes, 29 de junio de 2009

VERANO


Casi a punto de empezar a colgar el cartel de CERRADO POR VACACIONES, nos iremos colocando en la meta para esperar el pistoletazo de salida. Comienza la Diáspora, la realización de los proyectos que, durante los últimos meses, hemos ido realizando cada uno de cara a las vacaciones. Es tiempo de viajar, de descubrir lugares nuevos o perderse en aventuras interiores de la mano de nuestros libros favoritos, los que hemos ido atesorando, esperando el momento de poder sumergirnos en su lectura.

También yo dejaré de asomarme a esta ventana durante algún tiempo. No puedo precisar cuánto será. Supongo que nos vendrá bien a todos tomarnos un tiempo de descanso para volver con experiencias e ilusiones nuevas que podamos compartir.

Os deseo a todos un verano lleno de luz y alegría, de vivencias positivas y aventuras de toda clase. Un verano también lleno de amistad y cariño.

Me gustaría que os llegase desde aquí también el mío.

sábado, 20 de junio de 2009

MARIA DEL MAR BONET




El poder de evocación de la Música es un tema del que se ha hablado, y mucho. Las emociones que puede despertar una voz, o unos acordes es un fenómeno que nunca dejará de sorprendernos.

Hace poco me encontré un reportaje en un periódico sobre Maria del Mar Bonet. A lo largo del artículo se comentaba la vocación de la cantante de aunar las culturas del Mediterráneo, interpretando canciones de todos los lugares que tienen en común mirarse en las mismas aguas. A propósito de esa voluntad suya de potenciar los sonidos que fluyen desde las dos orillas, seguí con mucho interés durante algún tiempo sus intervenciones en un programa de Radio3 (desgraciadamente también desaparecido) que se llamaba LA BAÑERA DE ULISES. En ese programa tuve la oportunidad de escucharla en varias entrevistas que le hizo Emilio Garrido, el director del programa. Siempre he admirado su voz y su forma sobria y elegante de interpretar las canciones, bajo mi punto de vista una de las mejores cantantes de la música actual.

Conocí a Maria del Mar Bonet en su ciudad natal, Palma de Mallorca, en una actuación memorable en su propio barrio, el de S¨a Calatrava. Era una noche de luna llena, no demasiado calurosa gracias a la brisa que nos llegaba del mar. Teníamos enfrente la Catedral iluminada, y las palmeras se mecian siguiendo el ritmo de la música. Ahora lo sé, fue la noche más hermosa de mi vida. Acababa de estrenar la libertad (que siempre será condicional) porque tuve una mezcla de sensaciones que me dejaron una profunda huella. Maria del Mar nos dirigió unas palabras para presentar su canción: "Mercé". Recuerdo que se referían a las palabras que le dijo su madre cuando abandonó su casa. Yo acababa de dejar también la mía, así que la canción no hacía sino poner la banda sonora a mis propias vivencias. Hace unos días volví a escuchar "Mercé" y aquellas emociones escondidas durante tanto tiempo afloraron de nuevo a la superficie. Me sentí desbordada por el caudal del potente río que arrasaba con todo, que me traía de vuelta aquella época en la que dejé yo también a mi madre en Madrid, y me lancé a descubrir una nueva vida en aquellas islas que durante un tiempo me resultaron lo más parecido al paraíso, aunque la añoranza del paisaje humano que había quedado atrás, acabase por imponerse.

Han pasado los años y ahora son mis propios hijos los que abandonan la casa, mi madre hace tiempo que no está en este mundo y, escuchar la canción de Maria del Mar, me situaba en esa doble perspectiva de sentir la canción como madre y como hija. La poderosa voz me trajo las imágenes de aquella noche de luna llena, el viento agitando las palmeras junto a la Catedral, como la promesa de una nostalgia anticipada.

sábado, 13 de junio de 2009

DESEO


Hay un rumor
de silencios
que rompen la noche.

En la espera
hay una quietud
que oprime.

Una pregunta
navega
en la distancia.

Hay un deseo
que sueña con el amanecer
que no llega.

En mis ojos
una pregunta
que viaja hacia tus labios,
y los enciende.

sábado, 6 de junio de 2009

EL IMPERIO DE LA LUZ


Hace unos días leí un artículo sobre la inauguración en Bruselas del museo que Rene Magritte debería haber tenido hace tiempo. Magritte es uno de mis pintores preferidos, hasta el punto de que hace unos años realicé un viaje a los Paises Bajos y visité Bruselas con el deseo de visitar su maravillosa Plaza y poder disfrutar de la contemplación de la obra de este pintor extraordinario.
El artículo vino a recordarme que su vida no fue nada fácil. Tuvo que enfrentarse al dolor inmenso de encontrar el cadáver de su madre, que se había quitado la vida, cuando él era apenas un muchacho. Sin embargo sus cuadros, bajo mi punto de vista, no transmiten angustia, sino una belleza inquietante, a medio camino entre la realidad y el sueño, que no te deja en modo alguno indiferente.

De entre toda su obra, mi cuadro predilecto es "El imperio de la luz". Nunca olvidaré el impacto que me causó la primera vez que lo descubrí en un libro de arte que todavía conservo. Creo que si la naturaleza me hubiese concedido algún talento para la pintura, quizá habría pintado un cuadro así.

La protagonista absoluta del lienzo, es la luz. La serenidad de ese cielo turquesa salpicado de nubes, contrastan magistralmente con la oscuridad de las siluetas recortadas de espaldas a él, y producen una extraña sensación de irrealidad. Y ese árbol que asciende contra las llamas de un atardecer, apenas dibujado detrás de los cristales y sobre el reflejo en el lago, es la encarnación de la quietud serena de la tarde que se va, o del amanecer que llega. Las contraventanas cerradas guardan el sueño de los que duermen y los mantienen a salvo de ese incendio que se presiente a través de las sombras. Y en el centro el farol. Parece un centinela que vela atentamente el relevo del día a la noche. Negro sobre azul y rojo, verde y violeta. Instante mágico en el que la vida se suspende. Pura belleza.