Leo con sumo interés y veo estos días en los medios de comunicación que, por fin, en Italia los ciudadanos y, en especial, las mujeres, han reaccionado frente al cinismo, la corrupción en todos los órdenes y la desvergúenza, representada por uno de los políticos más impresentables de todos los tiempos: Berlusconi.
Ese hombre, cuya imagen parece una caricatura de sí mismo, representa casi todo lo que no soporto en un hombre: fanfarrón, prepotente y machista en grado superlativo. Pero, sobre todo, me indigna el tratamiento que realiza, tanto en público, como en privado, de las mujeres: esos seres que para él no son más que objetos de usar, abusar y tirar.
Ese personaje que se permite la desfachatez de aconsejarle a una mujer joven y bella que lo mejor que puede hacer es buscarse un hombre rico que la mantenga. Ese hombre que se dedica tanto a comprar medios de comunicación, como personas y conciencias y que parece querer convertir Italia en un gigantesco prostíbulo, en el que él, el chulo, hace y deshace a su conveniencia.
Por eso hoy, al ver las manifestaciones en Italia, me he alegrado de que, al fin, ese hermoso país vecino, haya reaccionado en contra de ese "Padrino" del siglo XXI, de ese político lenguaraz y prepotente, llamado Silvio Berlusconi.