Sin duda, las sombras ayudan a ese recogimiento con uno mismo y eso nos conduce a verificar una vez más lo profundamente solos que nos hallamos en este mundo.
Los artificios solares del estío nos deslumbran tanto que hasta llegamos a olvidarnos por momentos de esa realidad íntima que, paradójicamente, se alumbra con las sombras otoñales...
Bonito y melanclico poema, Cristal. Me ha gustado mucho.
Negra sombra que me asombras decía Rosalía en su quizás más bello poema. Dichosas las sombras que nos recuerdan la luz. Dichosa la luz que nos hace olvidar las sombras. El momento más oscuro del día es el que precede a esa apoteosis llamado amanecer.
Precioso y tan triste, Cristal... Creo que lo que más lo hace bonito es lo triste que es... La luz volverá cuando le llegue el turno y el círculo se volverá a cerrar una vez más... Es así y debemos disfrutarlo tal cual se nos da.
Lo que también me ha maravillado es el comentario de Krapps. Es precioso, Doc.
Es verdad que esta estación nos induce al recogimiento. Todo en la naturaleza se repliega, se ralentiza y la luz va dejando paso a las sombras, a las noches largas...
Sabemos que en este mundo y en la vida se alternan los opuestos y que en definitiva hay tiempo para todo.
Eso no excluye que esta estación me resulte más difícil de llevar por distintas circunstancias personales.
Y muy bello también me ha parecido tu comentario. Comentarios como el tuyo enriquecen y dan brillo a este pequeño mensaje de melancolía que me ha inspirado el lento declinar de la luz de las tardes otoñales.
Hay sensaciones, sentimientos, vivencias que nos resultan más difíciles de etiquetar. Pero seguramente tienes razón y lo que predomina en este pequeño poema es la tristeza, o más exactamente la melancolía, el dolor que se produce al añorar algo o a alguien que nunca más vas a tener a tu lado.
Lo cierto es que, desde el punto de vista estético, el otoño me parece bellísimo, Angie; pero por otro lado se me hace muy cuesta arriba cuando sé que el invierno viene detrás.
Pero, como tú bien dices, más tarde o más temprano, llegará de nuevo la primavera.
Las sombras que crecen y el aire suave y fresco del otoño, nos colocan en una tesitura diferente. A mí me encanta esa "larga melena" de la noche, porque soy nocturno, pero está claro que no todos percibimos las cosas de la misma manera. Y reconozco que el otoño tiene una música algo triste que enlaza con la nostalgia y la soledad. Pero... mi alma nació al final de una tarde de verano, precisamente ante el anuncio de la venida del otoño. Me gusta tu poema.
A mí también me gusta mucho la noche, sobre todo esas primeras noches de primavera en las que el aire nos trae el aroma de las primeras flores. Y no te digo nada de las noches del verano en las que puedes estar al aire libre hasta altas horas de la madrugada.
Pero el tandem otoño-invierno, se me hace más cuesta arriba; quizá por la abundancia de los días grises, del frío....
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18 comentarios:
Sin duda, las sombras ayudan a ese recogimiento con uno mismo y eso nos conduce a verificar una vez más lo profundamente solos que nos hallamos en este mundo.
Los artificios solares del estío nos deslumbran tanto que hasta llegamos a olvidarnos por momentos de esa realidad íntima que, paradójicamente, se alumbra con las sombras otoñales...
Bonito y melanclico poema, Cristal. Me ha gustado mucho.
Besos de compañía
Negra sombra que me asombras decía Rosalía en su quizás más bello poema. Dichosas las sombras que nos recuerdan la luz. Dichosa la luz que nos hace olvidar las sombras. El momento más oscuro del día es el que precede a esa apoteosis llamado amanecer.
Es un poema bello y cierto.
Un abrazo mitigador de otoños.
Precioso y tan triste, Cristal... Creo que lo que más lo hace bonito es lo triste que es...
La luz volverá cuando le llegue el turno y el círculo se volverá a cerrar una vez más... Es así y debemos disfrutarlo tal cual se nos da.
Lo que también me ha maravillado es el comentario de Krapps. Es precioso, Doc.
Un beso Cristal. Feliz semana
Bonito poema, luces y sombras. Por mucha sombra, por mucha tarde, por mucho otoño, siempre llega la mañana, la primavera, la luz.
Besos, cristal.
Es verdad que esta estación nos induce al recogimiento. Todo en la naturaleza se repliega, se ralentiza y la luz va dejando paso a las sombras, a las noches largas...
Sabemos que en este mundo y en la vida se alternan los opuestos y que en definitiva hay tiempo para todo.
Eso no excluye que esta estación me resulte más difícil de llevar por distintas circunstancias personales.
Me alegra que te haya gustado, Luís Antonio.
Besos agradecidos.
Bellísimo poema el de tu paisana Rosalía.
Y muy bello también me ha parecido tu comentario. Comentarios como el tuyo enriquecen y dan brillo a este pequeño mensaje de melancolía que me ha inspirado el lento declinar de la luz de las tardes otoñales.
Besos y abrazos, ya sabes.
Recibo el abrazo y agradezco tus palabras, Izara.
Un beso.
Hay sensaciones, sentimientos, vivencias que nos resultan más difíciles de etiquetar. Pero seguramente tienes razón y lo que predomina en este pequeño poema es la tristeza, o más exactamente la melancolía, el dolor que se produce al añorar algo o a alguien que nunca más vas a tener a tu lado.
Un abrazo bien fuerte, Novi.
Lo cierto es que, desde el punto de vista estético, el otoño me parece bellísimo, Angie; pero por otro lado se me hace muy cuesta arriba cuando sé que el invierno viene detrás.
Pero, como tú bien dices, más tarde o más temprano, llegará de nuevo la primavera.
Besitos.
El otoño se presta a la melancolía.
Bonito poema, amiga.
Amiga, es cosa sabida, el otoño hace que las aves melancolicas se resientan un poco... Es cosa sabida...
Un abrazo, Cristal
Me alegra tu visita, Lola.
No sé si llamarlo poema, pero al menos refleja el estado de ánimo que tenía cuando lo escribí.
Un abrazo.
Pues va a ser que soy un ave meláncolica, amigo Antiqva, pero lo cierto es que el otoño no me sienta muy bien.
Un abrazo.
Este tiempo otoñal invita a mirarse al interior de uno mismo, y añorar tiempos pasados. Bonito poema.
Besos.
Las sombras que crecen y el aire suave y fresco del otoño, nos colocan en una tesitura diferente.
A mí me encanta esa "larga melena" de la noche, porque soy nocturno, pero está claro que no todos percibimos las cosas de la misma manera. Y reconozco que el otoño tiene una música algo triste que enlaza con la nostalgia y la soledad.
Pero... mi alma nació al final de una tarde de verano, precisamente ante el anuncio de la venida del otoño.
Me gusta tu poema.
Un abrazo, Cristal.
Sí, Miguel, ahora nos recluímos en el interior de nuestras casas, como las tortugas dentro de su caparazón.
Todo apunta en la naturaleza a ese recogimiento.
Un fuerte abrazo.
A mí también me gusta mucho la noche, sobre todo esas primeras noches de primavera en las que el aire nos trae el aroma de las primeras flores. Y no te digo nada de las noches del verano en las que puedes estar al aire libre hasta altas horas de la madrugada.
Pero el tandem otoño-invierno, se me hace más cuesta arriba; quizá por la abundancia de los días grises, del frío....
Me alegra saber que te ha gustado mi poema.
Otro para ti, Antonio.
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