lunes, 31 de diciembre de 2012

FELIZ AÑO PARA TODOS

     Hoy, no he podido resistir la tentación de asomarme por aquí y saludaros a todos.
 
     A pesar de la que está cayendo, a pesar de que al final, como nos temíamos, a todos nos está afectando en menor o en mayor medida, esta maldita crisis, me gustaría transmitiros mis mejores deseos para este año que está a punto de empezar.

    Que el 2013 sea un año mucho mejor para vosotros, especialmente para los que, por diversas circunstancias haya resultado un año difícil. Para mí, sin embargo, en lo personal, no ha sido de los peores, y, al final, comparándolo con el anterior,  me ha resultado mucho mejor.


    Un abrazo grande, grande para todos.

domingo, 18 de marzo de 2012

YA SE VE VENIR


Estamos en marzo y al abrir la ventana esta mañana, tenía la sensación de encontrarme en mayo o incluso en junio. El tiempo está absolutamente loco y tan pronto nos llegan fríos siberianos, como temperaturas que son propias de latitudes más meridionales. No me extraña que las aves empiecen a despistarse y no sepan al principio del otoño si emigrar o quedarse, y otro tanto les empieza a pasar a los insectos, porque este año he llegado a ver avispas y abejorros en febrero. El famoso cambio climático cada día parece más real y no una futura amenaza.

A pesar de todo, este es el momento que más me gusta del año, cuando a nuestro alrededor miles de señales nos anuncian el cambio de estación. Es un espectáculo el que nos regala la naturaleza y nos resulta aún más valioso por lo efímero de su existencia. Cada día te sorprende la floración de alguna especie vegetal. Ahora están en todo su esplendor las mimosas y los prunos, y dentro de unos días comenzarán los cerezos. También se empieza a sentir el inicio del cortejo de los mirlos, que han cambiado sus sonidos metálicos del invierno por unos cantos melodiosos como reclamo para atraer a las hembras y que mantendrán hasta que aprieten los calores del verano.


¿Y a cuento de qué viene todo esto? Pues va a resultar que voy a terminar pareciéndome a mi madre, que cuando veía en la mesa alguna posible señal de discusión política decía: "¿Por qué no hablamos de pájaros y flores?" Vamos, que el panorama es tan penoso que no invita a otra cosa que a hablar del tiempo, como cuando te encuentras con alguien con el que no tienes nada en común y no se te ocurre nada mejor que decir.

No se puede negar que este ha sido un invierno que casi ha pasado de puntillas, volviendo al tema que nos ocupa, la temperatura ha empezado a subir en exceso, sobre todo al mediodía y las heladas de primera hora están dejando paso a un rocío escaso, como escasa o casi nula es la cantidad de agua que nos ha caído del cielo desde el mes de noviembre, por lo menos en estas latitudes. Así que como abril no venga de aguas mil, nos vamos a encontrar con la famosa pertinaz sequía que decía el mismo, cuyos inicios en el poder coincidieron con uno de los inviernos más crudos del siglo pasado: el invierno del 40, que según contaba también mi madre, fue el más frío y en el que pasó más hambre de su vida.

Serán las ganas de que llegue al fin la primavera, de que llueva de una vez y se limpie la atmósfera, amainen las alergias, que este año han castigado a la mayor parte del país; será que entre tanta mediocridad y tanto gris, hay algo en el aire que invita a dejar a un lado el pesimismo que a la mayoría nos tiene sumidos en la desesperanza, o será un poco de todo a la vez, lo que me ha animado a escribir esta entrada con la que intento animarme y a animaros a todos a disfrutar de los días que se aproximan.

lunes, 20 de febrero de 2012

THE ARTIST


Este fin de semana me decidí por fin a ver The artist, la película del director Michel Hazanovicius, protagonizada por Jean Dujardin y Berenice Bejo y que ha sido realizada según los parámetros que utilizaba el cine de principios del siglo XX. Teniendo en cuenta que se trata de cine mudo y en blanco y negro, es probable que para casi nadie haya pasado desapercibida.

Debo reconocer que quedé gratamente sorprendida, porque ver esta película te reconcilia con la pureza genuina del primer cine, aquel que se asienta en el poder de la imagen, en su potencial expresivo en sí mismo, independientemente de lo que puedan aportar de más o de menos las palabras,y en el que los encuadres y los planos son los que van configurando un lenguaje propio, más allá de la historia o del mensaje que el director intente transmitir.

Asistir a la proyección de una película de estas características es un privilegio que recomiendo no perderse. Los actores están soberbios y en ningún momento, a pesar del formato, aparecen sobreactuando. Su mirada comunica toda la fuerza que en ocasiones pierden las palabras y sus gestos transmiten la belleza pura, la ligereza y la elegancia que en ocasiones se echa de menos en el cine convencional.

Disfruté la película desde la primera hasta la última imagen, de la música, de la luz de sus interiores, de la ingenuidad y la falta de pretensiones del argumento, porque lo importante en ella no es lo que pasa, sino el cómo pasa; de la ternura que provocan sus protagonistas, entre los que incluyo la actuación de una mascota que es la encarnación perfecta del amor incondicional, esa especie rara y cada vez más infrecuente con la que soñamos todos los humanos.

domingo, 5 de febrero de 2012

MI INSTITUTO SANTAMARCA


Hacía tiempo que no asomaba por aquí la patita, pero ha habido una serie de circunstancias que me han animado a dedicarle una entrada a mi viejo instituto, a mi querido Instituto Santamarca con el que tengo una deuda pendiente.

Los motivos que me han animado a hacerlo han sido, por un lado, un artículo en un suplemento dominical dedicado a la directora de cine, Iciar Bollain, quien comentaba que Víctor Erice se había fijado en ella cuando la vio salir del instituto Santamarca en 1982. Había acudido allí en busca de una cara y una personalidad que respondiera a las características del personaje de Estrella, la narradora adolescente de su película "El Sur". Me llamó la atención la coincidencia, pues yo también estudié el Bachillerato Superior en este instituto, y por otro lado, el haber contactado recientemente con una antigua compañera de aquel tiempo, una chica de Puerto Rico que estudió conmigo un par de cursos, con la que desde el principio conecté y con la que llegué a tener gran amistad.

Decía más arriba que siempre me he sentido en deuda con el centro educativo del que guardo el mejor recuerdo de mi vida de estudiante, mejor, incluso, que de mis años de universidad. En el Santamarca tuve la suerte de tener excelentes profesores y muy buenos compañeros.

Yo venía de un colegio religioso del estilo de los que se consideran hoy concertados, en el que había crecido bajo una atmósfera opresiva de principios religiosos mezclados con un envoltorio de clasismo y autoritarismo que me resultó desde los primeros cursos muy agobiante. Sin embargo, fue abandonar el colegio y pasar al instituto Santamarca y me sentí renacer. Encontré a mi alrededor un ambiente de libertad, de respeto, en el que me sentí enseguida bien acogida y valorada. Bajo su techo, en sus aulas y pasillos tuve el privilegio de conocer a los mejores profesores que tuve nunca: Mi profesora de Historia Adela Gil, ya fallecida, que me supo transmitir su entusiasmo hacia el conocimiento del pasado, y me ayudó a comprender de dónde habíamos partido y cuáles habían sido las circunstancias y los factores que habían influído para llegar a dónde estábamos. Me gustaría destacar la figura de mi profesor de Filosofía, Tomás Calvo, a quien le debo el que me enseñase a pensar, a plantearme preguntas y a cuestionar toda clase de verdades irrefutables y permanentes.

En cuanto a una de mis asignaturas preferidas de siempre, Historia del Arte, sin las aportaciones del señor Raúl Llorente, el más joven y entusiasta de todos mis profesores de entonces, no le habría sacado a dicha asignatura todo el provecho y el disfrute que me proporcionaban sus clases. Tampoco olvido al Sr. Hueto, ni a mi profesora de Ciencias, Olimpia Luengo; ni tampoco a Don Hilario, mi entrañable profesor de Latín.

Ahora que la enseñanza pública en nuestro país, y mucho más en la Comunidad de Madrid, está sufriendo los recortes más atroces de toda la historia de la democracia. Ahora que la figura de sus profesores ha sido vapuleada y ninguneada desde el ala más conservadora y defensora de los intereses de la enseñanza privada de nuestra sociedad, me gustaría rendir un homenaje, no sólo a mis antiguos profesores, sino también a todos esos profesores anónimos, que tienen entre sus manos lo más importante y delicado para nuestro futuro: la educación de las nuevas generaciones. Ahora que se discute si cambiarle el nombre a la asignatura de educación para la ciudadanía, cambiar los contenidos, o seguir mareando la perdiz, pienso que todos los días y a todas las horas nuestros profesores están desarrollando su labor para conseguir mejores ciudadanos, mejores personas.

Por lo que a mí respecta, soy consciente de lo importante que fue su labor en mi vida y nunca les he olvidado.

domingo, 29 de mayo de 2011

PUERTA DEL SOL / PLAZA DE CATALUNYA



Si ha habido algo que me haya devuelto la ilusión en esta primavera tan agitada, ha sido la irrupción de LA PLATAFORMA DEMOCRACIA REAL YA, más conocida por MOVIMIENTO 15DE MAYO y la bocanada de aire fresco que nos ha traído a todos los que esperábamos algo así desde hace tiempo.


El sábado anterior a la celebración de las elecciones, me pasé por la Puerta del Sol y me sentí como hacía tiempo que no me sentía en mi ciudad. Daba gusto recorrer el campamento y comprobar sobre el terreno todo lo que me habían contado: el ejemplo de civismo, democracia y buen ambiente que se respiraba por todas partes, que se traducía en rostros sonrientes, en miradas de complicidad conscientes de compartir un momento histórico sin precedentes. Disfruté leyendo las pancartas y los mensajes que transmitían y me sentí unida a esta juventud que, por primera vez ha levantado la voz para hacerse oír y manifestar que no le gusta lo que hay, que no tiene miedo y que ante un, NO FUTURO, se planta y le echa un órdago a los poderes establecidos, especialmente a los causantes de la crisis; a los políticos que se comportan como marionetas manejadas desde los mercados y que se han alejado de los ciudadanos, a quienes se les relega a depositar un voto cada cuatro años y a aguantarse con todo lo que ocurra después.


Después del descalabro ocurrido en las elecciones, con el avance de la derecha más espectacular de toda la historia de la democracia y que, por extraño que parezca, no se ha detenido a pesar de la corrupción, como si nuestro país se fuera Berlusconizando a pasos agigantados...,si no hubiera sido por lo que ha supuesto este movimiento ciudadano, a estas alturas, no sabría dónde meterme y estaría pensando pedir asilo político en algún otro lugar de la tierra que me ofreciera un panorama menos desolador.


Y qué decir de la solidaridad que el 15-M ha despertado, tanto dentro del estado, como en el exterior. Ha conseguido crear una corriente de ida y vuelta que convierte lo que pasa en Barcelona en asunto de Madrid y viceversa, esto señores, que yo sepa, no tiene precedentes. Al hilo de todo lo expuesto anteriormente, no puedo negar que me emocionó especialmente leer la pancarta que se exhibe en la foto que he elegido como cabecera de la entrada: "Si Barcelona no tiene miedo, Madrid no té por". Pensar que desde todos los estamentos se ha alimentado siempre la rivalidad entre las dos ciudades y que, sin embargo, la solidaridad frente a los mismos problemas, frente a la mala actuación de la fuerza pública, ha podido barrer de un plumazo.


Ahora, pasada la euforia de los primeros momentos, conviene sentar las bases para que esta democracia recién nacida se traslade a los barrios, a los pueblos..., para que los ciudadanos recobren el control sobre los acontecimientos políticos y económicos que les atañen; para ejercer una democracia directa y pacífica que los poderes tendrán que tener en cuenta de cara al futuro.

Este mes de mayo, además de flores, nos ha traído ilusión, optimismo y la secreta esperanza de que sí, de que algo nuevo por fin ha surgido y nada ya será igual de ahora en adelante.

viernes, 22 de abril de 2011

LA VIDA EN UN HILO




VIERNES 15, 02:15 A.M.

Casi en el duermevela, en esa frontera esquiva que separa la realidad del sueño, un sonido fuerte y seco le hace saltar de la cama y correr al cuarto de baño. En el suelo, boca arriba se encuentra su marido, los ojos en blanco, la cara sin color. La quietud inquietante del cuerpo derribado le provoca una subida de adrenalina que le impulsa a actuar con una rapidez que a ella misma le sorprende: le arroja agua fría a la cara, le levanta las piernas, le palpa el pulso en el cuello mientras oye los gritos de su hijo que llama a su padre una y otra vez, con la voz que forja la angustia cuando se mezcla con la impotencia.

-Llama al 112- le grita fuera de sí al muchacho. Se siente presa de una inquietud que le obnubila la mente, no sabe ya qué hacer.

Él ha abierto los ojos un momento y emite un ronquido fuerte y profundo que le hace temer lo peor, los ojos vuelven a cerrarse, ella se lo intenta impedir en todo momento.

El tiempo que transcurre hasta que llega la ambulancia no logra digerirlo, se le atraganta y le hace una bola en el estómago. No sabe ya qué siente, sólo desesperación y miedo. Miedo a perderle, a que se le vaya detrás de ese hilo frágil que conecta la vida con la muerte. Se ha dado un fuerte golpe en la cabeza, podría entrar en coma si le deja dormirse, lo único que él parece desear a toda costa.

Ahora él abre de nuevo los ojos y empieza a sacudirse en violentas arcadas. Con la ayuda de su hijo logran ponerle de lado para impedir que se ahogue. Al fin llega ese batallón de seres admirables vestidos de rojo y sólo verlos aparecer, hacen que el color vuelva a sus mejillas. Ahora ellos sabrán cómo actuar, tomarán las decisiones.

Acuerdan trasladarlo al hospital, se ha dado un fuerte golpe en la cabeza y ha vomitado, tendrán que hacerle pruebas...

Todavía no sabe cómo logra vestirse, coger algo de ropa para el hospital, no sabe cuánto tiempo durará la estancia, no sabe nada, se siente agitada, presa de la ansiedad.

Su hijo conduce el coche que sigue a la ambulancia, le sorprende su entereza, su serenidad de persona adulta que ha sabido sobreponerse a una situación cargada de angustia e incertidumbre. La ambulancia por momentos va demasiado despacio, o demasiado deprisa y ella no sabe por qué, si es porque está muy mal, o porque ya ha ocurrido lo peor. Piensa que no lo va a poder resistir, que se volverá loca.

Llegan al hospital y él desaparece en una camilla detrás de una puerta que ella no puede franquear, tendrán que esperar en la sala de Urgencias hasta que les llamen por los altavoces y les proporcionen alguna información. Son las tres y media de la madrugada.

Los asientos de la sala de espera son lo más incómodo en lo que ella recuerda haberse sentado, parece que estuvieran diseñados para acrecentar la incomodidad y la frialdad de esa sala inhóspita. Junto a ellos hay dos mujeres más con el miedo y la angustia pintada en la cara, les sirven de espejo en el que pueden descubrir sus mismas emociones. El tiempo parece que no pasa y no saben ya cómo ponerse, según avanza la noche la incertidumbre, el sueño y el cansancio les irán dejando sin fuerzas y abatidos.

A las siete de la mañana por fin les llaman y una doctora amable les barre de golpe el sufrimiento de la cara: las pruebas que le han realizado parece que descartan que se trate de algo grave, aún así conviene tenerle en observación y esperar el informe definitivo del escaner y la opinión del radiólogo. Al parecer el paciente ha sufrido un síncope vasovagal producido por una bajada brusca de tensión que le ha provocado una pérdida de consciencia responsable de la caída y la conmoción craneal sufrida. Afortunádmente el traumatismo no ha dañado ninguna zona importante del cerebro, así que lo más probable es que no tenga ninguna consecuencia relevante.

A la una del mediodía llega su hija a la que avisó de lo que le había ocurrido a su padre y que no perdió un segundo en coger un taxi para reunirse con ella en el hospital. Les anuncian que en pocos minutos podrán verle y saber si le ingresan o le dan el alta.

Atraviesa la puerta que accede a los boxes y recorre un pasillo. Un guardia de seguridad que la encuentra confundida y desorientada le indica con amabilidad el camino. De improviso, suena el móvil y se encuentra con su nombre en la pantalla, es él que la llama...Todo indica que podrán marcharse a casa.

Sin saber cómo le viene a la memoria un texto que escribió su hijo en el colegio con ocho años, la profesora la llamó para leérselo: "La vida es un hilo por el que descendemos creciendo..." Ella sólo desea que ese hilo no se rompa.

jueves, 7 de abril de 2011

EN UN MUNDO MEJOR


Este fin de semana pasado he visto una película de las que vale la pena pagar la entrada, sentarse frente a la pantalla y disfrutar de ese momento mágico en que se apagan las luces y nos exponemos a que nos sorprendan, nos aburran o nos emocionen.

En este caso me he encontrado con una película que, en algunos momentos sorprende, y en otros emociona, pero en ningún momento aburre. La película EN UN MUNDO MEJOR de la directora danesa Susanne Bier, recuerda en sus aspectos formales, al cine del director mejicano González Iñarritu, pero bajo mi punto de vista, arriesga un poco más.

El tema central de la película es la violencia, o para ser más exactos la violencia que se desata en el ser humano cuando es víctima de sufrimientos, o situaciones injustas y toma cuerpo en distintas formas de venganza.

En la mirada de su personaje central, el médico que ejerce de voluntario en un país africano, cabe toda la pasión, la generosidad, la humanidad y el valor que un ser humano es capaz de generar en su entorno, a sabiendas de que en muchas ocasiones estará peleando contra gigantes en vez de molinos de viento. En torno a él, los personajes de los niños, seriamente dañados por sus experiencias vitales, irán adquiriendo una dimensión y un significado que en muchos momentos, estremece.

Frente a esta trama, de indudable atractivo argumental, se yerguen unas imágenes de una belleza sobrecogedora, contraponiendo en muchos momentos los paisajes africanos, con los fríos escenarios del país de origen de la directora. La música, que va marcando el tiempo y el espacio en la película, no desmerece en ningún momento la fuerza de las imágenes, sino que las amplifica y las proyecta de tal modo que se graban y dejan una huella en nuestro interior difícil de olvidar.

Termino ya esta reseña, comentando que me llamó mucho la atención el título de la película, muy parecido al de un programa de culto para mí de RADIO3 llamado EN UN MUNDO FELIZ. Es un programa que en su propuesta temática pretende aunar todas las iniciativas en relación al medio ambiente, a la solidaridad y el compromiso con aquellos lugares del mundo donde se vulneran los derechos humanos que, tanto a nivel individual y colectivo, se pueden llevar a cabo para conseguir un mundo más feliz, un mundo mejor para todos. Se puede escuchar los jueves de 8 a 9 de la tarde y también seguir a través de su blog en Radio3. Hace tiempo que deseaba dedicarle una entrada porque me parece uno de los mejores programas que se están realizando en la radio pública, y visto el panorama general que nos ofrecen los medios de comunicación, bajo mi punto de vista tiene una calidad extraordinaria.