martes, 30 de diciembre de 2008

DESEOS PARA EL AÑO NUEVO



Cuando los días del calendario están a punto de agotarse, acostumbramos a volver la vista atrás y a hacer un balance del año que termina. Casi siempre sopesamos lo bueno y lo malo que ha tenido y deducimos a grandes rasgos si ha sido un buen año o es de los de tirar directamente al cubo de la basura, romper de paso el calendario y enviar los malos recuerdos al desván con todo lo que queremos olvidar.
También es obligado esperar que, aunque sólo cambie un dígito y el amanecer del día 1 de enero sea igual que el día anterior, se produzcan cambios en el mundo y en nuestra vida. De este modo elaboramos una lista de deseos y buenos propósitos que, más tarde, con el transcurso de los días, terminaremos por ignorar, cometiendo de nuevo los mismos errores, metiendo nuevamente la pata, dejando de hacer aquello que nos habíamos propuesto...Para mí este año que termina no ha sido un año bueno, aunque los he tenido peores. Para el mundo, quitando la victoria de Obama,( que ya veremos cómo respira) bajo mi punto de vista, tampoco; y si no que se lo digan a los habitantes de Irak, Afganistán, Congo y para poner el remate, Gaza. La lista de desastres de todo tipo sería interminable. Pero aún así, no quiero ser pesimista y pienso que cuando uno ha caido muy abajo,lo único que se puede hacer es subir. Así que vamos a tener confianza y esperar que en año nuevo desaparezcan todas las guerras, se erradique el hambre y la pobreza del planeta, se frene el cambio climático y todos los habitantes de la aldea global nos comprometamos en la tarea de crear un mundo mejor. Yo, por de pronto, voy a pedir todas estas cosas en mi carta a los Reyes Magos.
Feliz año a todos. Recibid un abrazo y escuchar esta música como regalo.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Tiempo de Navidad


Hace un momento, mientras recogía la cocina, pensaba que abrir este blog, esta ventana donde nos asomamos cada uno, como si fuera un patio de vecindad, está resultando una experiencia maravillosa. El agua y el detergente fluían entre mis dedos y también las palabras y las imágenes lo hacían en mi cabeza pensando en todos vosotros y en qué os iba a contar cuando encontrase un momento para sentarme frente a la pantalla. Me siento casi como cuando era una adolescente y mantenía correspondencia con mis amigos. La emoción de mirar el buzón cada día para ver si había tenido carta, pues algo parecido es lo que vuelvo a sentir estos días en que estoy dando mis primeros pasos en este mundo virtual.
Lo más curioso, y lo que deseaba compartir con vosotros, es que, a pesar de haber colocado los adornos en el árbol un año más, a pesar de haber felicitado sobradamente a familiares y amigos, a pesar de que al mediodía´me sentaré a la mesa con diecinueve personas, y más de una ausencia,todavía no me creo que estemos realmente en Navidad. Estos días especiales despiertan en unos y otros toda clase de emociones, y no suele haber mucho espacio para los grises, el que no adora la Navidad, sencillamente la aborrece, resultado de las experiencias y el balance posterior que hemos establecido en nuestra memoria. El que más o el que menos habrá pasado alguna Navidad desastrosa, aunque lo más probable es que será en el territorio de la infancia donde es posible que se encuentren los mejores recuerdos, o al contrario, de unos recuerdos penosos en la infancia, se derive una mala actitud ante estas fechas que, al final no cabe duda de que, bajo mi punto de vista a fuerza de tanto exceso, resultan demasiado empalagosas.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Ganar y perder


Esta mañana me he despertado y, como me ocurre a menudo en esos momentos de especial lucidez, me ha dado por pensar en que a los seres humanos no nos suelen enseñar en nuestra infancia a saber ganar y a saber perder, algo que a lo largo de la vida es absolutamente fundamental, pues nos la pasamos, a veces ganando y otras veces perdiendo. Y no me refiero a perder trenes, como decía Luís Antonio, qué también duele, sino a las grandes pérdidas a las que más tarde o más temprano todos nos tenemos que enfrentar. Empezando por la pérdida de la inocencia, de la juventud, de los seres queridos que, cuando nos abandonan, es como si nos amputaran una parte de nosotros mismos. También podemos hablar en estos tiempos de crisis de la pérdida del trabajo, del amor cuando se acaba, de la ilusión, de la salud...El caso es que cuando ganamos también sentimos cierto miedo, como si al ganar algo también nos arriesgamos a poder perderlo. En definitiva y, por no enrollarme demasiado, que el miedo a la pérdida muchas veces nos hace encerrarnos en nosotros mismos, a desconfiar de los demás y de la vida misma. Espero y deseo que el nuevo año sea un año de ganancias y no de pérdidas. Salud, felicidad y besos para todos en esta Navidad.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Estambul

Decía que me apetece hablar de Estambul. Si escuchas y te asomas a las imágenes y a la música, comprenderás por qué. Es un mundo aparte, cruce de culturas milenarias, un verdadero festín para los sentidos. En Estambul se respira una melancolía de siglos acurrucada en las piedras de los viejos muros. La decadencia más bella viaja a lomos del Bósforo y los pináculos de sus mezquitas señalan un azul inverosímil. Los olores de los bazares, los gritos de las gaviotas,la luz del atardecer desde la torre Galata, navegan en mi memoria para siempre.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

lunes, 8 de diciembre de 2008

PRESENTACIÓN

Hola, me ha costado decidirme, pero al final he creado mi blog. Se siente un cierto vértigo al pensar que estas palabras que antes eran sólo mías, puedan ser compartidas por toda una red que se extiende hasta el infinito. Aunque el deseo de todos los que escribimos es el ser leídos, el hacer posible llegar al otro y, como en este caso, tener la posibilidad de que el otro llegue también a ti, no sé me parece mágico y a la vez me asuta. Pero no cabe duda de que hay que arriesgar y atreverse a salir del cascarón. Un mundo nuevo y desconocido nos espera.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Libertad condicional



Insistencia en el peligro

clamores de horas difusas

y en el interior, vehemencia.

Tiene la piel de anfibio

el tiempo mudándose

No sé si fue ayer o ahora

cuando debo marcharme,

si me dejaron vacía las lágrimas que derramé

a oscuras, perdida entre tus brazos.


Si estamos en libertad condicional,

en el mismo lugar estancados.

Lenta se diluye la luz
que fue tejiendo el día,
el brillo de tus ojos me devuelve
sólo incertidumbre.