sábado, 14 de febrero de 2009

A PROPÓSITO DE ELUANA


En estos días el caso de Eluana Englaro, la muchacha italiana que estuvo en coma durante diecisiete años, ha vuelto a reabrir el debate sobre el derecho a una muerte digna. El caso de Eluana ha removido conciencias, como ocurrió con Ramón Sampedro y otros similares, y en mi caso he vuelto a revivir los últimos meses de vida de mi madre. Con ochenta y tres años se le diagnosticó una insuficiencia renal irreversible, que la condenaba a tener que realizar sesiones de diálisis tres veces a la semana. Desde el primer momento, a mi madre, aquellas sesiones le sentaron fatal. Su descripción de lo que sentía durante aquellas horas que tenía que estar echufada a aquella máquina, era desoladora: Decía que se sentía morir mientras su sangre circulaba por aquellos circuitos que le provocaban subidas y bajadas de presión arterial, glucemia, y otros múltiples trastornos que, para una mujer de su edad, resultaban intolerables y, cuando nos la devolvían en la silla de ruedas, después de la sesión, aparecía desmayada, desmadejada y tremendamente desorientada. Después de tres meses de tratamiento, llegó un momento en que ya no pudo soportarlo más y decidió que no quería dializarse más, aquello no era calidad de vida, ni para ella, ni para los miembros de su familia.
Mi madre fue siempre una mujer excepcional, fuerte, valiente y generosa y lo fue hasta el final. Cuando nos comunicó su decisión, (cuidadosamente meditada y consultada) la familia se dividió, por un lado los que la apoyamos, respetando su decisión de no querer ir a morir enchufada a una máquina tres veces a la semana, y los que se rasgaron las vestiduras pensando que, lo que mi madre pretendía era suicidarse o algo por el estilo. Los que no comprendieron, ni aceptaron su decisión, era porque no tenían que despertarla cuando dormía placidamente y llegaba la ambulancia, y presenciar la expresión de terror en su rostro, su angustia y su impotencia ante el hecho de tener que acudir a una sesión de tortura. Tuve el privilegio de tener una madre como ella, y de estar a su lado hasta el último instante. El suyo no fue un acto de cobardía, sino de dignidad y de amor. Nos quería tanto, que no soportaba vernos sufrir, ni el ser para nosotros una carga y una causa de dolor inútil. Tomó su decisión y esperó pacientemente su hora con una serenidad y fortaleza admirables. Por eso hoy, y ante este debate sobre el derecho a una muerte digna, he querido expresar mi amor y admiración por ella y rendirle mi homenaje.

36 comentarios:

Javier dijo...

Me emocionó mucho tu entrada y lo que dices. Es muy fuerte que se especule y se hable sobre estas cosas sin conocimiento de causa. Cada persona es un mundo y si situación más de lo mismo. Debemos respetar a las personas que quieren vivir su vida y también su muerte de la mejor forma posible. Mi tía falleció de cáncer el verano pasado y fue muy duro, demasiado, verla cada vez más consumida. Me dan escalofríos de pensarlo. En esas situaciones, cuando ya está todo perdido, lo mejor es pedirle a Dios, a la ciencia o a lo que sea, lo que ella pide: Morir dignamente; de la mejor manera que puede morir un enfermo terminal o alguien a quien no se le puede sacar del coma en el que se encuentra.

Un abrazo fuerte.

cristal dijo...

Si desde luego has pasado por una situación similar, sabes de lo que estoy hablando, y de lo que se siente cuando ves sufrir inútilmente a un ser querido. Te agradezco tu comentario, Caronte, y la sensibilidad que demuestras. Un abrazo.

--- dijo...

Leyéndote he recordado la muerte de mi madre, hace un año. Mi madre de 72 años tampoco quiso seguir el camino de esa cruel sumisión... tal y como vivió quiso morir. Ella era una mujer fuerte, luchadora, con carácter... le debo mucho, además de la vida, también sus enseñanzas… su templanza.

Solo sabemos de ello quienes lo hemos pasado... Mi madre supero un cáncer de colón, pero el cáncer no perdona, y más tarde o temprano regresa, eso es en la mayoría de los casos... Y, en su caso, de una forma silenciosa, sin que las pruebas lo detectasen, acabó extendiéndose hasta provocarle una pancreatitis, el sufrimiento era grande y sin esperanza alguna... era verla morir poco a poco, y esperar a que sus órganos vitales, lentamente, quizás demasiado lentamente, dijesen basta. Por suerte hoy en día hay médicos que saben como utilizar el concepto de ética, al que mi hermana y yo, hoy, llamamos compasión, yo sostuve su mano y moje sus labios, hasta el final. A ese médico le debo un favor, a mi madre le debo una gran lección, el saber morir con dignidad.

Gracias por recordamelo, pues hay cosas que, consciente o inconscientemente, deseo olvidar… y, es una grave equivocación, tod@s deberíamos ser consecuentes con nuestra propia fragilidad, y reclamar aquello que es lo mejor para nosotr@s, para los nuestr@s.

Un beso inmenso.

Andrea dijo...

Tambien soy partidaria de respetar la decisión de nuestros mayoras a una muerte digna y sin dolor. Cuando ves a un ser querido en esa disyuntiva, sumido en el dolor físico y psíquico, te mueres un poco con él. Admirable y valiente la postura de tu madre, y la tuya por haberla respetado. Un beso enorme.

cristal dijo...

Gracias por tu comentario, Andrea. Siempre estaré agradecida a mi madre por todo lo que me enseñó con su ejemplo. Un abrazo fuerte.

cristal dijo...

Parece que tenemos algo más en común, Margot. Sólo los que hemos pasado por esa calle del sufrimiento podemos entendernos. Nunca comprenderé a los que le niegan a los demás lo que, en algún momento, reclamarían para sí mismos, o para sus familiares. Gracias a que hay profesionales de la medicina que poseen esa cualidad humana, que es la compasión existe un poco de esperanza en este debate. Un abrazo enorme.

BRILLI-BRILLI dijo...

Me he emcionado al leer tu post.Es un tema muy dificil el de la eutanasia,demasiado complejo diría yo para la sociedad actual.Un beso,y otro a tu madre,allí dónde esté..

Moony-A media luz dijo...

He tenido la experiencia de vivir muchos años con un gran discapacitado que lo fue siendo lentamente. Murió joven, apenas 50 años. En los últimos momentos, pese a que pedí que no hubiera medidas paliativas (él ya no podía pedir nada) los médicos consideraron que al no haber un documento firmado por él, eso, era imposible.
Lo sacaron de una parada cardiorrespiratoria y se pasó los últimos días, inconsciente y con respiración asistida.

Él, después de tanto sufrimiento, no se merecía eso. Ni él, ni nosotros.

La muerte ha de ser un acto tranquilo, un acto en paz.

En fin, he dicho más de lo que debía.

Un beso grande.

Luis Antonio dijo...

Entiendo y comparto la decisión de tu madre. Le sobraban razones y derechos para tomas esa determinación. Por otro lado, me cuesta acepatar que haya instituciones y personas que sean tan hostiles a estas decisiones.
Gracias, Cristal, por la confidencia que sirve para aclarar dudas a quienes las tengan y también para estrechar los lazos que nos vinculan.
Un gran abrazo

cristal dijo...

Muchas gracias Brillie, otro beso grande para ti.

cristal dijo...

Moony, siento mucho que tú también tuvieras que pasar por una experiencia tan dolorosa como la que describes. Mi madre en ese aspecto tuvo más suerte, pues el médico que la trataba en el hospital, estuvo acudiendo a su casa para proporcionarnos el protocolo de cuidados paliativos, para que sufriera lo menos posible. Su muerte, como su vida, estuvo llena de serenidad y amor, y ese recuerdo, apesar del dolor de su ausencia, nos acompañará siempre. Un abrazo.

cristal dijo...

Pienso que, en la medida que clarifiquemos el debate con respecto a este asunto, la sociedad se encontrará más preparada, y terminará por asumir que no es necesario morir sufriendo más allá de lo inevitable. Yo también pienso que compartir experiencias vitales importantes, nos une un poco más a todos, somos seres humanos con una historia a cuestas. Gracias por tu apoyo y comprensión, Luís Antonio. Un abrazo fuerte.

cristal00k dijo...

Al igual que la mayoría de comentaristas, en su día, también me tocó pasar por una experiencia similar. Con familia dividida, médicos en contra... Costó hacer entender a todo el mundo, la voluntad del enfermo, y aunque al final lo conseguí, se pasa muy mal viendo sufrir inútilmente a alguien querido.
En cuanto a Eluana, es el ejemplo más claro de como un gobierno, puede estar secuestrado por un credo. Importa más la creencia propia, que la dignidad del otro...

Gran entrada Tocaya

Maritoñi dijo...

Yo también le rindo homenaje, que coño.
Besos con azúcar glasé.

cristal dijo...

El caso de Eluana es un ejemplo del poder que en Italia tiene la jerarquía eclesiástica. Me imagino el dolor de la familia, la inmensa presión mediática a la que se les ha sometido, el no poder resolver en la intimidad un asunto tan delicado, y me estremezco. Cuando aprenderemos a respetar a los demás...Gracias por tu comentario, tocaya. Un abrazo fuerte.

cristal dijo...

Muy agradecida por su apoyo, Mari Toñi. Los mismos besos.

Fermín Gámez dijo...

Creo que el caso de Eluana demuestra que una cosa es la teoría eclesiástica (basada muchas veces en opiniones nada más) y otra muy distinta la realidad (el día a día es muy diferente).

Sostengo que hay que tener el derecho a bien morir y a no vivir de una manera indigna para el ser humano.

En mi caso, yo hubiera pedido lo mismo que creo que pidió Eluana a sus padres en un tiempo anterior a lo que le llevó a su estado. Y apoyo totalmente a su padre, en estas últimas circunstancias.

Por lo demás, la experiencia vivida por ti junto a tu madre y el homenaje que le haces, eso sí que me parece más humano que una simple discusión teológica acerca del derecho a la vida o a la muerte.

Caracola Light dijo...

Es un asunto muy serio. Pero lo importante es poder decidir sobre nuestras vidas, ni Iglesia ni nada.
Lo sé por experiencia...

Miguel Angel dijo...

Muchas gracias por la bienvenida a este mundillo. Me ha alegrado mucho tu comentario, es supergratificante saber que alguien ha dedicado un tiempo a leer algo que has escrito. Espero poder aportar cosas interesantes y estar al nivel que merezcan mis lectores y no ser un chimpancé más aporreando su teclado.
Precisamente fue tu blog el que me impulsó a creármelo, acababa de ver la película de "El curioso caso de Benjamin Buton" y buscando encontré tu blog y me gustó lo que contabas.
He leído también la reflexión sobre el caso que tuviste con tu madre y aunque es muy duro en una situación así tomar ese tipo de decisión hicisteis en ese caso lo más humano.
Un abrazo!

iñaki zaratiegui dijo...

Cristal, historias como la tuya me dan la alegria de pertenecer a la raza humana. Creo que muchos de los que vamos ya "avanzadillos de lustros" aunque todavia con un poco de lustre ¿por que no?, tenemos casos familiares o conocidos parecidos y te aseguro que no hay mayor consuelo que la comprension y el cariño solidario de los que nos ha tocado vivir estas circustancias.
Un entrañable abrazo para ti

Edito-e dijo...

Con la persiana bajada, era de noche y su respiración profunda lo innundaba todo. La vi, serena y tranquila, parecía soñar...porque movía los parpados. Ese movimiento fue lo más vital que podía hacer...su olor, su presencia estaba allí, pero en cuestión de segundos se fue. Aún era muy pequeña para entenderlo...por suerte, tuve a mi madre a mi lado, del lado de los que siempre lo necesitan, con ese coraje lleno de lágrimas fuertes...tal y como había sido la suya.

Tomaste la decisión correcta, con total seguridad, los que no apoyaron esa decisión debía tener intereses ocultos. Hasta una niña de doce años...podría entenderlo.

Miles de besos, de recuerdos, y de sueños...

DR. FREUD dijo...

Hay muchas cosas que replantearse

cristal dijo...

Sí, Fermín, creo que a mi madre le debía ese homenaje. El mundo está lleno de miles de héroes anónimos, que no salen en los medios, pero han dejado un testimonio de vida que vale la pena dar a conocer. Aunque la bondad, la honestidad y la generosidad no vendan, afortunadamente existen.Gracias por tu comentario.

cristal dijo...

Gracias por tu comentario Soportándome, espero que vayamos avanzando en este difícil camino.

cristal dijo...

No sabes lo que me alegra el que te animase mi blog a empezar el tuyo. Yo también empecé hace poco tiempo el mío, y estoy encantada. Es maravilloso escribir un texto y leer después el efecto que ha producido en las personas que te leen, se establecen unos vínculos, una complicidades muy gratificantes, ya lo verás. Espero que disfrutes de la experiencia tanto como yo. Un abrazo fuerte.

cristal dijo...

Me ha alegrado mucho tu comentario, Izara. Efectivamente, se agradece mucho la solidaridad, la empatía de los que han pasado por similares circunstancias, sólo ellos te pueden entender. Otro abrazo para ti.

cristal dijo...

Elisa, preciosas palabras, bellas imágenes, olores, recuerdos. Algunas experiencias nos marcan para siempre.Miles de besos también para ti.

cristal dijo...

Dr. Freud, gracias por su visita. Desde luego que estamos ante un tema en el que habrá que replantearse muchas cosas, y la sociedad tendrá que cambiar muchas actitudes y comportamientos que en nada favorecen a los enfermos y su derecho a no sufrir más de lo inevitable, y sobre todo a tener una muerte digna.

Juan Duque Oliva dijo...

Admiro tu sinceridad, el vivir algo así te hace ver las cosas con mucha claridad.

Un abrazo, un placer pasar por aquí

/ dijo...

Cuando entré a tu blog, y ví el título del post, dudé en leerlo por un prejuicio que ya se había hablado mucho del tema. Agradezco haber vencido ese prejuicio, pues me hubiera perdido un relato tan conmovedor como cierto. Tu madre ha sido excepcional como lo fue la mía. Ojalá este homenaje sirva para abrirles la mente a tantos que equivocadamente son tan egoístas y piensan en ellos mismos y no el la persona que está sufriendo.

BESOS

sevillana dijo...

Admiro la decisión de tu mamá, yo espero que si a mi me pasara algo tener también esa fuerza para poder decidir sobre mi futuro.
Gracias por tu visita a mi blog y si me lo permites te agrego a el para seguir leyéndote.
Un beso

cristal dijo...

Bienvenido a mi blog, Luz de Gas, todo un honor recibirte. Gracias por tu comentario. Besos.

cristal dijo...

Me alegra mucho tu comentario Stanley Kowalsky (espero haberlo escrito bien)y que te hayas acercado a mi blog. Hay que reconocer, salvando algunas excepciones, que el amor de las madres es algo excepcional, la generosidad, la entrega incondicional. Qué sería de nosotros si no hubieramos tenido ese amor, esa referencia para toda la vida... Un abrazo

cristal dijo...

Sevillana, me gustó tu entrada, menuda coincidencia. Yo también me voy a convertir en seguidora de tu blog. Un abrazo fuerte.
¡Ah! Tengo un perrito igual al de la imagen de tu icono y es un amor.

/ dijo...

Gracias Cristal por el comentario, sos muy generosa y además te cuento que compartimos los mismos gustos musicales.

BESOS

josman dijo...

Parece que muchos hemos vivido casos cercanos; hace tres años, mi madre estaba muy mal, casi al borde del coma (88 años); ella nos habia advertido que si llegaba el caso, no queria en ningúna circunstancia que se la alimentara artificialmente, pues unos años antes habia muerto un hermano mio y ella como madre habia visto el sufrimiento de su hijo, al que los medicos "no dejaban morir" con un mínimo de dignidad (murió de un cáncer renal); pues bien, tuve un enfrentamiento con un medico de la familia que argumentaba que SU conciencia no le permitia dar el visto bueno a esa circunstancia, le conteste que cuando le llegara el momento si yo estaba por allí procuraria que permaneciera enchufado todo el tiempo del mundo pero que el no tenia ningún derecho a ser juez y parte en la vida y en la muerte de los demás.


A veces terceras personas pretenden que sus miedos y su nula aceptación de la misma naturaleza de la existencia sean asumidos por quienes les rodean y en el peor de los casos, autenticos delincuentes como "il cavallieri" berlusconi no tienen reparo alguno en usar politicamente el sufrimiento y la dignidad ajena; mis felicitacionmes al padre de eluana por su entereza y por defender la dignidad de su hija hasta el último momento.

Un saludo