martes, 26 de enero de 2010

SIN TIEMPO







Ha llegado el momento

de no mirar atrás.

Que ni una sola lágrima

brote de los ojos de agua.

Sin tiempo

sin hora

sin demora.

24 comentarios:

Luis Antonio dijo...

Si mirar hacia atrás no supone dejar de vivir el presente y alimentar anhelos de futuro, no pasa nada.

Lo bueno de mirar hacia atrás es que se acostumbra a rememorar lo mejor. De ahí, la nostalgia.

Un fuerte abrazo, estimada Cristal

Novicia Dalila dijo...

Yo acabo de aprender esa lección, Cristal.
El pasado hay que dejarlo en su sitio y si es posible, ni mirarlo. Aprender lo que se pueda de él y automáticamente, dejarlo estar.
Y menos llorar por él. Eso es lo último.

Un beso muy fuerte, mi querida amiga

cristal00k dijo...

Cuesta olvidar el tiempo y mucho más salirse de él. Pero a todo se aprende...

Te deseo lo mejor, sin hora y sin demora Tocaya.

Besos!!

BRILLI-BRILLI dijo...

Que dificil es no mirar atrás,pero ya es un gran paso no desprender ni una lágrima por el pasado.
Besos

carlota dijo...

Es curioso , cuando quieres volver la vista atrás a rememorar algún mnt feliz cuesta más que rememorar uno triste , esos los recuerdas demasiado vivos ...

Un beso enorme

Alfredo J Ramos dijo...

Llorar también cura (o puede hacerlo). Pero es verdad que es muy importante saber cuando las lágrimas no pueden ya seguir siendo una forma balsámica de mirar al mundo para adaptarse a él. No sé de qué mar de fondo nacen estas no lágrimas, pero tus palabras encierran una determinación que apoyo sin reservas. Un beso, amiga.

cristal dijo...

En ocasiones se impone un corte brusco con aquellos recuerdos que producen dolor, sobre todo cuando han causado mucho dolor, Luís Antonio.
Otro más fuerte para ti.

cristal dijo...

Cuando decidí publicar este poema, mi querida Novi,lo hice pensando en ti y el difícil momento por el que estás, o estabas pasando. Así que de algún modo te lo dedico.
Con mi cariño, Novi.

cristal dijo...

Muchas gracias, Tocayita.
Me alegran tus buenos deseos y tu visita por esta casa.
Un cariñoso abrazo.

cristal dijo...

En algunos momentos hay que decir basta y no seguir alimentando un dolor que nos anula y nos deja extenuados.
Es mejor mirar para adelante, Brilli. Acuérdate de las "Estatuas de sal"
Besitos.

cristal dijo...

Así parece ser, Carlota.
El dolor nos deja más huella.
Un abrazo.

cristal dijo...

Creo que puede llegar un momento en que es inútil seguir derramando lágrimas por las cosas que ya no tienen remedio.
Hay momentos en que ya se ha llorado todo lo "llorable", y no queda más remedio que secarse las lágrimas y tirar para adelante.
Gracias por tus palabras, Alfredo.
Un abrazo.

vary dijo...

..el momento tiene su propio momento, tu lo has dicho.
te leo.

Ildefonso Robledo dijo...

Amiga, el pasado se nos incrusta en la sangre... Siempre pensé que esa es la razon de que sea tan dificil de expulsar cuando nos duele...

Lo que ocurre es que la sangre, en continua regeneracion, lo va expulsando con el paso de los años, pero hacen falta muchos años para poder olvidar el pasado de dolor...

Cuando la sangre se ha regenerado plenamente, olvidamos ese dolor y solo recordamos las cosas bellas.

Es cuestion simplemente de los cambios fisicos que se producen en la sangre.

Un fuerte abrazo, amiga

Lola Mariné dijo...

Llega un momento en que hay que dejar de mirar atrás para no quedarse paralizado. Siempre hay que mirar hacia adelante.
Un abrazo.

Angie dijo...

Si ya hemos llorado, no más lágrimas, Cristal, demos paso a la risa, que es más sana y sienta mejor.
Un beso.

cristal dijo...

Para todo llega el momento, Vary.
Bienvenido.
Nos leemos, vale

cristal dijo...

Yo más bien pensaba que el dolor se incrusta en la memoria, nunca había escuchado esa idea que expresas de que se quede en la sangre.
Tampoco soy una experta en el tema.
Sea como fuese, el caso es que cuando algo nos ha hecho mucha pupa, tardamos mucho en asimilarlo.
Un abrazo Antiqva.

cristal dijo...

Precisamente se trata de eso, Lola.
Totalmente de acuerdo en que no nos podemos pasar la vida sufriendo por asuntos del pasado.
Un abrazo.

cristal dijo...

Sí, Angie, cada día debemos encontrar motivos para reír.
Un beso.

MATISEL dijo...

Hola Cristal. Tengo otra lectora que también se llama Cristal, aunque su blog es otro y cuando entraste creí que eras ella y que el blog estaba cambiado.

Mis disculpas a las dos Cristal por la confusión, y gracias por decírmelo, pues si no caigo, al entrar en el otro blog, me hubiera quedado alucinada pensando que estaba cambiado de nuevo.

Un abrazo sin tiempo y mirando hacia adelante.

cristal dijo...

Te refieres, sin duda, a mi querida Tocaya Cristalook, a la que también yo visito con frecuencia.
Siento que te hayas sentido confundida, pero es cierto que, aunque tenemos algunas cosas en común, somos personas distintas.
Me alegra que me lo hayas aclarado porque no entendía muy bien lo de haber cambiado el blog.
Gracias por tu visita y sí, miraremos siempre hacia adelante, lo del pasado ya no hay quien lo cambie.
Un abrazo.

maracuyá dijo...

A veces no es posible secar los ojos sin haberlos derramado. Creo que cuando los hemos vaciado, comenzamos a olvidar...y es entonces que podemos mirar atrás sin dolor, aprendiendo.

Te reencuentro, como siempre, con hermosas letras, Cristal querida...

Un fuerte abrazo.

cristal dijo...

De nuevo la alegría de recibir tu visita, Mara...
Te he echado de menos.
Me faltaba ver la flor de Maracuyá en los comentarios de mis entradas.

Es cierto que para no derramar más lágrimas hace falta haberse vaciado de dolor, y eso lleva su tiempo. Pero después no queda más remedio que mirar hacia adelante y seguir, quizá un poco más fuertes, más seguros para poder afrontar el siguiente desafío, los nuevos obstáculos a los que nos tengamos que enfrentar en los que nos puedan hacer daño de nuevo.
Casi como los bebés que en su aprendizaje de la marcha se caen una y otra vez. Al principio lloran desconsolados, pero después aprenden a levantarse sin derramar más lágrimas.
Sabemos que caeremos una y otra vez, lo importante es aprender a levantarse.

Hermosos comentarios siempre los tuyos, querida Mara.
Un fuerte y cariñoso abrazo.