
Siempre que me encuentro a punto de doblar la curva que separa un año de otro, no puedo evitar sentir cierto vértigo.
El año que termina adquiere una dimensión global que de inmediato obtiene una valoración por nuestra parte: sabemos si, a grandes rasgos, ha sido un buen año, un año más, o uno de esos que cuentas los días, incluso las horas para que acabe de una vez. Uno de esos años "horribilis", como calificó el profesor Tierno Galván a aquel año de su mandato que se caracterizó por la sucesión de catástrofes de diverso tipo en la ciudad de Madrid.
Como le expresé recientemente en un comentario en su blog a mi querida Novicia, este año para mí no ha sido de los peores, y eso ya es bastante.
Ha sido un año de experiencias valiosas y enriquecedoras. Un año de algunos cambios en el trabajo que han resultado muy positivos. Un año en el que he podido vislumbrar un poco de luz al final del túnel en algunos aspectos importantes en mi vida.
El viaje de este verano a Praga fue todo un descubrimiento. A pesar de las excelentes referencias que tenía de esta ciudad, en ningún momento defraudó ninguna de mis expectativas. Me enamoré de ella y su belleza antigua, y todavía después de varios meses de mi regreso, me vienen ráfagas de imágenes y sensaciones muy gratas.
Pero, no lo puedo negar, lo mejor de este año ha sido este blog y todo lo que, gracias a él he podido experimentar y descubrir. Hace unos días celebré con todos vosotros mi primer año al frente de esta aventura que, a pesar de haber presentado algún que otro altibajo, a día de hoy, el balance ha resultado bastante positivo. Y eso es algo que tengo que agradeceros a todos los que, con más, o menos frecuencia, habéis ido visitando este rincón y dejado vuestra huella.
Gracias a este espacio os he ido conociendo a cada uno, produciéndose un intercambio de vivencias y experiencias que me han enriquecido de un modo extraordinario. Tener la oportunidad de contactar con personas de distintos lugares del planeta, con distintos enfoques ideológicos y culturales, es todo un privilegio que, hace diez años me hubiera sido imposible soñar.
Quedan apenas dos días para que otro año más vaya a engrosar el cajón de los años pasados, y me asomo de nuevo a esa curva y no dejo de preguntarme qué me traerá el año nuevo. Y como siempre oíremos la tópica y típica frase del "Año nuevo vida nueva" que vale como mucho para el primer mes del año, porque en realidad quitando que cambiamos de década y que tenemos que añadir una cifra más, me temo que mucho más no va a cambiar.
En cuanto a los propósitos, sí que hay algunas cosas que debería intentar cambiar en mi vida, aunque como no fumo, no tengo que plantearme dejarlo, y lo del gimnasio me resulta muy aburrido. Prefiero los paseos al aire libre y disfrutar con ellos del paso de las estaciones que, a poco que nos demos cuenta, habrán cumplido su ciclo y, de nuevo nos traerán de vuelta este mismo instante en el que volveremos a hacer balance.
Con respecto al NUEVO AÑO, espero que no sea de los peores: que tengamos salud, sobre todo, que no nos falte el cariño, y un plato de comida en la mesa. Y como diría mi admirado García Márquez: "VIVIR PARA CONTARLA"
¡¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!!!
Y MI CARIÑO PARA TODOS
CRISTAL